El cacaotero y el chocolate que se hace con las semillas de este árbol, constituyen los mas preciados regalos que el Nuevo Mundo hizo. Hernan Cortez conocio el chocolate al ser agasajado en la mesa de Moctezuma, era esta una de las bebidas preferidas por los aztecas, y tan sabrosa, que el conquistador pidió al emperador de México 300 cargas de chocolate como parte del tributo. Los antiguos mexicanos mezclaban el cacao, que obtenían triturando las semillas del cacaotero, con harina de maíz, y lo perfumaban con diferentes productos vegetales, como el mecasuchil, especie de pimienta indígena.

La importancia que el cacao tuvo entre los antiguos mexicanos, es que sus semillas se utilizaron como moneda.
Entre los ricos presentes o curiosidades que los españoles llevaron a su país procedentes del Nuevo Mundo, figuraban las semillas del cacao, que así llegaron a la corte de Carlos I. Pero la bebida, preparada según las instrucciones de los conquistadores, fue calificada de muy áspera y amarga por el monarca y sus cortesanos. Un cocinero de la corte tuvo la idea de mezclar el cacao con azúcar, canela y vainilla.
De este modo obtuvo un chocolate con el que se hacia una bebida excelente que encanto a España y a otros países europeos. Desde España paso a toda Europa.
En Italia los maestros de la pastelería estudiaron el modo de mejorar la preparación del chocolate solido. En Florencia se hicieron ciertos chocolates de gusto delicadisimo, que olían a jazmín. En Napoles se perfumo el chocolate con agua de naranja y de rosas, e Venecia con polvo de sándalo y de mirra. Francia hizo ir a París desde Italia una docena de expertos maestros en el arte de hacer chocolate.

La reina Ana de Austria madre de Luis XIV tuvo un chocolatero a su servicio apreciaba mucho ciertos dulces de crema y cacao.
El duque de Gramont, virrey de Navarra era entusiasta del chocolate, su cocinero italiano Milio Fabrizi, preparaba el chocolate de veinte modos diferentes.
El chocolate fue causa de una disputa entre jansenistas y jesuitas, los primeros lo prohibían en época de ayuno, los segundos opinaban que, preparado como bebida, podría ser tomado por los ayunadores., el pueblo se puso de parte de los jesuitas, y la suave fragancia del cacao disipo la tristeza de las comidas cuaresmales.
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